Libro de Oro – Cap 2-2

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Libro de Oro – Cap 2-2

El estudiante, al recibir esta instrucción, debe analizar constantemente el motivo que lo impele para detectar si hay algún sentimiento de orgull

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El estudiante, al recibir esta instrucción, debe analizar constantemente el motivo que lo impele para detectar si hay algún sentimiento de orgullo intelectual, de arrogancia o de testarudez en la mente y cuerpo exterior. Si hay algún deseo solapado de discutir o de probar que la instrucción está errada, en lugar de recibir la Bendición y la Verdad, el individuo ha cerrado inconscientemente la puerta, y por el momento ha anulado su habilidad para recibir el bien ofrecido.

También quiero recordarle a los discípulos, que no obstante sus opiniones personales respecto a lo que debe ser o no la Verdad, yo he comprobado a lo largo de muchos siglos estas instrucciones condensadas que ahora les estamos dando. Si se quiere recibir el mayor beneficio posible y obtener la comprensión que da la absoluta liberación, hay que oír con una mente enteramente abierta; con la conciencia de que el “YO SOY”, la Activa Presencia de Dios en ti, es tu habilidad certera para recibir, aceptar y aplicar sin limitaciones, la instrucción que se te está dando, acompañada por la radiación. Esto le permitirá a todos los estudiantes comprender estas sencillas aunque magnas aseveraciones de la Verdad, que los bendecirán y los liberarán grandemente.

Hace muchos siglos que se le repite a la humanidad: “No se puede servir a dos amos”. ¿Por qué? Porque no existe sino una Inteligencia, una Presencia, un Poder que pueda actuar, y esa Presencia es Dios en ti. Cuando tú te vuelves a la manifestación exterior y crees en el poder de las apariencias, estás sirviendo a un dueño falso y usurpador que sólo encuentra una apariencia porque contiene energía de Dios, la cual está usando mal.
Tu habilidad para levantar la mano, y la vida que fluye a través del sistema nervioso de tu cuerpo, es Dios en Acción.
Amado estudiante, trata de utilizar esta forma sencilla de recordar a Dios en Acción dentro de ti. Cuando camines por la calle, piensa por un momento: «Esta es la Inteligencia Divina y el Poder que me hace caminar, y ésta es la Inteligencia que me dice a dónde voy».

Verás que ya no es posible que continúes sin comprender que cada movimiento que haces es Dios en Acción. Cada pensamiento en tu mente es Energía Divina que te permite pensar. Ya que sabes que éste es un hecho indiscutible (pues no hay discusión posible), ¿por qué no adorar y dar plena confianza, fe y aceptación a esta Magna Presencia de Dios en cada uno, en lugar de mirar la expresión externa que está calificada y coloreada por el concepto humano de las cosas?

Cada forma exterior no es sino una parte de la vida por medio de la cual cada individuo puede lograr saber el origen verdadero de su Ser (esto lo aprende a través de su propia experiencia); luego vuelve a la plena Perfección de su Origen, apoyado en la autoconciencia que ha adquirido.
La expresión exterior de vida sólo es un constante y cambiante cuadro que la mente exterior ha creado, presumiendo ser el actor verdadero. De modo que la atención exterior está constantemente fija en la apariencia externa que sólo contiene imperfecciones, lo cual ha hecho que los Hijos de Dios hayan olvidado su propia Divinidad, teniendo de nuevo que regresar a ella.

Dios es el Dador, el Recibidor y el Don, y es el Único Dueño de toda la Inteligencia, Sustancia, Energía y Opulencia que existen en el Universo. Si los Hijos de Dios aprendieran a dar, únicamente por el gozo de dar -sea amor, dinero, servicio o lo que fuera-, la expresión externa no podría carecer de una sola cosa. Sería imposible.

Lo desafortunado en la humanidad, que ha causado tanto egoísmo y condenación sin precedentes entre una y otra persona, es la insistencia en la posesión personal de las maravillosas bendiciones de Dios. No hay sino un Amor actuando, una Inteligencia, Poder y Sustancia en cada individuo, y eso es Dios. La alerta que se le puede dar a cada estudiante es contra el deseo de reclamar y apropiarse poder para sí únicamente. Si en cada acto de la personalidad se le diera pleno crédito y Poder a Dios solamente, ocurrirían transformaciones increíbles en aquel que, de ese modo, le entregara todo el crédito a quien le pertenece.

Raramente se ha logrado comprender la oferta y la demanda. Positivamente hay abundante y omnipresente oferta, pero la demanda tiene que ser estipulada antes de que la Ley del Universo le permita surgir a la expresión y uso del individuo.
Como el individuo tiene libre albedrío, debe hacer la petición o la demanda conscientemente y con plena determinación, y ya verá como no puede dejar de expresarse, no importa lo que sea, siempre que el individuo mantenga una conciencia resuelta y sin debilidades.

La siguiente afirmación sencilla, usada con sincera determinación, le traerá al individuo todo lo que él pueda posiblemente desear:

“YO SOY la Gran Opulencia de Dios hecha visible en mi uso ahora y continuamente».

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